El Jabillo (Hura crepitans L.), es un magnifico árbol de la familia Euphorbiaceae. Crece hasta mas de 30 m. Tiene hojas acorazonadas y grandes, y se distingue por su corteza gris con numerosas espinas. Su látex es irritante y puede causar severas reacciones en la piel. En el pasado se consideraba su madera de bajo valor y se le utilizaba con mucha frecuencia para la fabricación de féretros. Hoy en día por las grandes presiones de la industria maderera se le da alto valor comercial. Los temas tratados aquí pueden resultar como el jabillo.


Tuesday, March 23, 2010

Comunismo: Dolor, sangre y mierda.


Durante muchos años compartí con mi querido amigo Jurik Romanovic extensas conversaciones y en muchas de ellas escuché sus diversos e interesantes relatos. En una ocasión, me contó sobre como conoció al comunismo cuando niño en Ucrania y cuales fueron sus primeras impresiones. Creo que lo más importante de esta historia no es su contenido emocional, sino lo constante de la estupidez y ceguera de los humanos a través del tiempo.

Jurik nació en 1915 y vivió los primeros años de su niñez en la Ucrania rural. Como es de suponer, alguien que nació en 1915 y murió en 2004 debe haber conocido muchas cosas. Es más, no solo conocido mucho sino sufrido mucho, pues el siglo XX fue una colección de eventos muy interesantes unos y muy terribles otros.

Para 1919, Lenin, Stalin, Beria, Trotsky y otros del grupo ya tenían tramado lo suyo y la Revolución alcanza a Ucrania. Este territorio se prestaba como anillo al dedo para la expansión del paraíso de los trabajadores; una economía rural, y con una estructura de latifundio y golpeada por la Primera Guerra Mundial.

A fin de cuentas, el niño Jurik comenzaba sus primeros años en la Finca de sus padres, quienes manejaban la misma de manera eficiente y en consecuencia con beneficios. Comerciantes de grano de diversas partes negociaban con su padre cosechas de cereal, y otros productos como ganado y lácteos se comercializaban localmente. Un grupo de trabajadores residía en su mayoría en tierras de la misma finca y en muchos casos desde hacía varias generaciones atrás.

Un buen día La Revolución llegó, y llegó para quedarse por setenta años. Jurik no entendía muy bien lo que pasaba, su madre lloraba y su padre trataba de hablar con un grupo de gente que llegaba a la casa y que cada vez crecía más. Algunas de las caras familiares, antes agradables, ahora le miraban con desprecio y gritaban a todo pulmón. Vidrios se rompieron y patadas rompían puertas. Sus padres comenzaron a guardar cosas de manera rápida, fotografías, iconos, en fin esas cosas que Jurik aprendió a clasificar y recoger también el mismo como adulto más adelante en su vida.
Alguien le decía al grupo que la justicia había llegado y por motivos que Jurik no comprendía, los graneros fueron reventados y el trigo y otros cereales inundaron como un mar los jardines y los alrededores de las construcciones. Otros mientras tanto trataban de reunir a las vacas con poco éxito. Los animales espantados corrían por todas partes. Alguno de los traedores de justicia debe haber tenido una idea para contener el rebaño, pues les comenzaron a hacer profundos cortes en las patas para que no corrieran. Otra suerte de cuchillo sufrieron los cerdos, pues los degollaron, seguro la lógica de la turba debe haber dictado que es más fácil llevarse varios cochinos muertos que lidiar con uno vivo.

Mientras esto ocurría, los padres de Jurik lograron por algunos medios reunir algunas pertenencias, subirlas a una carreta tirada por caballos e iniciar un largo peregrinaje de persecución, gobiernos de tiranos, hambre y paremos de contar.

Cuando se iban, las imágenes que se llevaba el niño Jurik era el caos de gritos de gentes y aullidos de dolor, que como una música macabra acompañaba a un baile de humanos y reses en un lodazal de trigo, sangre y mierda. Ese fue el primer encuentro de mi amigo con el comunismo.

Ucrania llevó la peor parte de la hambruna de 1921 que dejó un éxito revolucionario de cinco millones de muertos y muchos millones más de desnutridos. La destrucción de las cosechas y la repartición dejó vacíos los silos y graneros. La mayor parte del grano fue confiscado por Moscú como retaliación al pueblo de Ucrania y el poco que quedó fue mal almacenado y se dañó. No se tuvo semilla suficiente para cultivar cosechas venideras. Los rebaños desaparecieron rápidamente. El granero de Europa se moría de hambre.

No sé si son vainas mías pero de repente me dio como un Déjà vu.